Las superficies de juego de césped artificial de última generación han sido diseñadas, producidas e instaladas para que su utilización sea intensa, continua y regular. Pero también deben cumplir dos funciones diferentes e imprescindibles: una función deportiva y una función técnica. Qué características tiene el césped y cómo responde a estas necesidades definirán su rendimiento y durabilidad, entre otros parámetros.
La función depotiva engloba las propiedades del césped que contribuyen a disminuir el riesgo de lesiones y al mismo tiempo facilitar unas óptimas prestaciones del jugador en términos de rendimiento deportivo o espectacularidad del juego. Es importante diferenciar entre dos aspectos, la interacción jugador-césped y la interacción pelota-césped:
La función técnica incluye las propiedades que aseguran que el césped mantendrá su comportamiento durante un tiempo determinado en función del medio y del uso al que va destinado. Hay que diferenciar entre función técnica de la capa soporte o sub base y del propio sistema de césped artificial.Los criterios de prueba que se realizan sobre la capa soporte son la capacidad de drenaje, la planimetría o las pendientes. Algunos de los ensayos que se realizan sobre la superficie de juego son: simulación de desgaste (Método Lisport), envejecimiento climático (UV), deformación residual y cambio de apariencia del relleno de granulado de caucho, resistencia de las juntas, etc.
Los sistemas de césped artificial con relleno de granulado de caucho no son más difíciles de mantener que los de césped artificial tradicionales (con relleno de arena de sílice), si bien, son mucho más fáciles de mantener que los sistemas de césped natural. No obstante, un programa de mantenimiento adecuado frecuente y regular garantizará las funciones deportivas y técnicas.