El 27 de abril de 2010 es una fecha importante para el tenis en Italia, ya que coincide con la inauguración de la nueva Pista Central de tenis del Foro Itálico de Roma que albergó la LXXV Edición de los Internacionales de tenis BNL de Italia. El escenario de este evento es un estadio más moderno y con mayor capacidad que el anterior, con 10.500 plazas, y una estructura completamente renovada a base de cemento, acero y cristal. Hemos ido a visitarla.
Con una primera mirada a las gradas de la Pista Central descubrimos un estadio fantástico. “¡Pero nada aquí es casualidad!” -señala Giancarlo Venelli mientras admiramos el estadio en un luminoso día de abril. Pero empecemos desde el principio. Para hablarnos de esta instalación con conocimiento de causa hemos ido a Roma acompañados precisamente por Giancarlo Venelli, diseñador de fama internacional y un gran experto en la materia, que se ha ocupado del diseño de los asientos y que es el presidente de Metaltecnica Venelli, la empresa de Como que los ha fabricado. Antes de verle nos hemos documentado a conciencia y hemos descubierto que este señor de pelo canoso, ojos claros y de conversación fácil ha trabajado con los grandes nombres de la arquitectura mundial, entre los que destacan Gae Aulenti y Arata Isozaki, por citar tan solo a dos de ellos.
“Pero volvamos a hablar de la Pista Central” -nos pide Venelli, que hasta parece algo incómodo por nuestra admiración. “Mire los asientos. –me dice. Observe cómo la mirada restituye totalmente la forma de la estructura y no molesta en absoluto. ¡Todo esto es mérito de los colores!”
Le comentamos a nuestro guía que los asientos son todos grises. "Exacto" -responde nuestro experto. “Precisamente ése es el secreto. Sabe una cosa, respecto al diseño de un graderío, desde hace tiempo estoy convencido de que tiene que estar basado en el monocolor o en un color base presentado con matices. ¿Que qué ventajas ofrece el color único? me preguntará. Yo creo que, independientemente del color elegido, el color único no altera la lectura de los asientos. El diseño no es interrumpido por los cambios de color. El ojo de quien mira logra percibir totalmente las líneas de la estructura porque no es "molestado" por la alternancia de las tonalidades. Si la arquitectura tiene un cierto valor, debe hacerse una lectura de ella. Si no se puede ver todo el graderío con sus curvas, no se tiene una buena percepción de donde se está ubicado. Además, los espectadores que llegan con antelación no se aburren durante la espera si consiguen hacer una lectura de la instalación. No es cierto que la gente no aprecie estas cosas. Lo hace, y de qué manera. Basta con darle esa posibilidad.”
El concepto que nos ha expuesto Venelli es muy sugestivo, aunque hay que destacar que es el fruto de un largo camino de trabajo. “Ya en el 90, cuando me ocupé de los asientos del Estadio Olímpico de Roma – cuenta nuestro experto–, un proyecto realizado ex novo, desde la demolición de la vieja construcción hasta la realización de la nueva, he dedicado especial atención al aspecto coreográfico de un estadio. Para los asientos, y estamos hablando de 80.000 unidades, utilicé un color único, un azul “agua” que funcionó a las mil maravillas. Se trataba de un momento muy especial porque ese trabajo era para el Mundial del 90. Los ojos de todo el mundo se iban a fijar en ese estadio, y el resultado fue… Bueno, no me toca a mí decirlo. De todos modos, desde entonces siempre he hecho cosas siguiendo este modo mío de leer la arquitectura”.
“Pero volvamos al tenis” -nos pide Venelli-, que tiene ganas de hablar con el entusiasmo que solo tienen las personas verdaderamente enamoradas de su trabajo. “La del Foro Itálico fue una ocasión fantástica porque pude trabajar en una estructura que ya a nivel arquitectónico era muy interesante. Nos encontramos ante una pista que tiene un tercio de su volumen por debajo del nivel del suelo. Y precisamente por esto el resultado es una construcción muy poco invasiva respecto al ambiente circundante. Me dieron carta blanca, pero se hizo con conocimiento de causa. Al menos la mitad de todas las instalaciones italianas más importantes pertenecientes al Coni, las he controlado yo. Tengo que decir que al final de las obras solo hubo observaciones positivas porque logramos basarlo todo en un solo color, el gris. Cinco tonalidades de gris, partiendo del gris “pizarra” para el nivel mas bajo de las gradas y haciéndolo más claro conforme se ascendía hasta llegar a la parte superior que es el contorno final del perímetro de las gradas, donde es claro, clarísimo, hasta recordar al cielo cuando es azul”.
La teoría del monocolor es muy interesante y lo que nos ha contado Giancarlo Venelli nos permite mirar las gradas de esta pista con una perspectiva distinta. Antes de despedirnos le hacemos una última pregunta: ¿Por qué de entre tantos colores, optó precisamente por el gris? “¡Porque el gris combina con todo!” –nos responde divertido. “No estoy bromeando. Es cierto. Son las personas las que tienen que dar colorido a la grada, no los asientos. Si mañana este estadio se utiliza para un concierto, incluso la señora del vestido chillón resaltará como es debido. El asiento debe ser neutro, debe acoger. Una señora de rojo sobre una silla roja o azul, no es que sea una maravilla. He realizado muchas instalaciones para espectáculos al aire libre y siempre he usado colores que resalten al espectador”.
Pero aparte de los asientos, ¿qué piensan los atletas de esta pista? Andreas Seppi declaró en livetennis.it: “La Central es una de las más bonitas. Muy cerrada, la gente está muy cerca. Es muy bonita”. ¿Y los espectadores? En la misma web alguien comenta: “Confirmo que este estadio es un escenario maravilloso para el tenis. Hasta en las zonas más altas se está muy cerca de la cancha dada la notable pendiente de las gradas”. Llegados a este punto no nos queda más que decir: ¡Enhorabuena, operación conseguida!