Los Juegos Olímpicos, además de ser un escaparate internacional para los atletas, fueron también para el país organizador, una gran oportunidad para mostrar lo mejor de si mismo. Los Juegos Olímpicos de Seúl fueron también un escaparate para Mondo, en el que pudo mostrar la calidad de sus productos y darse a conocer en el mercado asiático.
Cuando en septiembre de 1981, la organización de los Juegos Olímpicos de 1988 se adjudicó a Corea del Sur, muchos cuestionaron la elección porque tenían miedo de tener que asistir a otra edición boicoteada de los Juegos después de lo que había sucedido en Montreal en 1976, en Moscú en 1980 y en Los Ángeles en 1984. La nación asiática, de hecho, tenía relaciones complicadas con muchos países, especialmente los del bloque soviético "aliados" de Corea del Norte. A pesar del fracasado intento del entonces Presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, por aproximar las dos Coreas aprovechando el espíritu olímpico, el temido boicot no se llevó a cabo. Los Juegos Olímpicos de Seúl batieron el récord de países participantes (160) dando lugar al desafío entre las grandes potencias del deporte en aquel momento (EE.UU, Unión Soviética y Alemania Oriental), las cuales no al azar dominaron el medallero. Las únicas naciones que no participaron en los Juegos fueron Corea del Norte, Cuba, Etiopía, Albania, Nicaragua y las islas Seychelles.
La organización de los Juegos Olímpicos de 1988 fue para el país anfitrión, Corea del Sur, un acontecimiento histórico que le permitió mostrar al mundo los grandes logros y avances no sólo en términos económicos. Seúl, la segunda ciudad de Asia en organizar los Juegos Olímpicos, fue capaz de repetir lo que hizo Tokio en 1964. Al igual que había sucedido en Japón, Corea del Sur aprovechó este acontecimiento extraordinario para obtener el estatus de potencia mundial, mostrando el rostro de una gran nación en crecimiento desde el punto de vista económico y político con la transición a la democracia plena que tuvo lugar justo a la vuelta de los Juegos Olímpicos. Los Juegos fueron un éxito para la diplomacia Coreana que fue capaz de crear buenas relaciones con los países del bloque soviético y China.
Para los Juegos de 1988, el Comité Organizador formuló el lema de "Armonía y Progreso" con el fin de representar mejor el espíritu olímpico, la tradición pacifista del pueblo coreano y la búsqueda de la armonía y el progreso de la humanidad a través de eventos como los Juegos Olímpicos. Los organizadores partían con la idea de construir un mundo pacífico, uno de los principales objetivos comunes tanto para el Movimiento Olímpico, como para el pueblo coreano durante su historia milenaria. Para Corea del Sur los Juegos Olímpicos debían ser una fiesta, en la que diferentes culturas pudiesen unirse, gracias a la hospitalidad del pueblo coreano. Para hacer realidad el deseo del lema olímpico, el Comité Organizador se basó en una serie de objetivos: llegar a la mayor participación posible en los Juegos ofreciendo el mejor servicio, y realizar los Juegos Olímpicos sin que representase una carga a la economía del país. Gracias a la gran participación, después de las tres ediciones anteriores marcadas por el boicot, podríamos decir que los Juegos Olímpicos de Seúl lograron su propósito, convirtiéndose en un lugar tranquilo para el intercambio cultural entre Oriente y Occidente.
Para Mondo los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 fueron los cuartos juegos donde participó en calidad de proveedor. La compañía de Gallo d'Alba, entre otros, proporcionó la pista de la villa olímpica, una pista de entrenamiento y la pavimentación para las plataformas de salto de trampolín. "La instalación del material para la torre de salto de trampolín fue espectacular - recuerda Andrea Vallauri, Jefe de la División de Exportación de Mondo – Nuestro responsable que entre otras cosas sufría de vértigo, tuvo que subir a la plataforma y trabajar a varios metros de altura para colocar el pavimento cuando la piscina todavía no se había llenado de agua. "Tanto para la pista de atletismo como para la pavimentación de los trampolines y las plataformas, se utilizó la solución Sportflex Super X, que fue perfecta en ambas situaciones debido a sus características, especialmente, por su alta resistencia y su capacidad para proporcionar un agarre excelente, incluso estando mojada. Los Juegos Olímpicos de Seúl fueron una ventana importante de cara al mercado asiático, para mostrar los productos Mondo. "Para la empresa se trató del primer gran proyecto con una repercusión significativa en el mercado asiático, que permitió el que nos conociesen mejor y ganar credibilidad en esos nuevos mercados. Seúl, fue sin duda, un paso importante para el desarrollo de los mercados asiáticos ", dijo Vallauri.
El centro de los Juegos de Seúl fue el Estadio Olímpico, diseñado por Kim Geun Swoo del Space Group de Corea. La construcción del estadio comenzó en 1977 con el objetivo de contar con las instalaciones listas para acoger los primeros Juegos Asiáticos en 1986 y luego, los Juegos Olímpicos de 1988. Inaugurado en septiembre de 1984, el Estadio Olímpico, con dos pisos completamente cubiertos, recordaba por su perfil, a los elegantes jarrones de porcelana de la dinastía coreana de Joseon. Durante los Juegos, el estadio fue sede de las ceremonias de inauguración y clausura, eventos deportivos, la final del torneo de fútbol y equitación. Hasta ahora, sigue siendo la estructura más grande del país con una capacidad para unos 70.000 personas (100.000 durante los Juegos Olímpicos).